El ajo, procedente del centro y sur de Asia desde donde se propagó al área mediterránea y de ahí al resto del mundo, se cultiva desde hace miles de años. A finales del siglo XV los españoles introdujeron el ajo en el continente americano.
No es una planta muy exigente en clima, aunque adquiere un sabor más picante en climas fríos. Hasta que la planta tiene 2-3 hojas soporta bien las bajas temperaturas. Para conseguir un desarrollo vegetativo vigoroso es necesario que las temperaturas nocturnas permanezcan por debajo de 16ºC.
El ajo se adapta muy bien a la mayoría de suelos donde se cultivan cereales. Prefiere los suelos francos o algo arcillosos, con contenidos moderados de cal, ricos en potasa y en materia orgánica y con cierta humedad.
La plantación se suele realizar en octubre o noviembre, aunque a veces se realizan plantaciones tardías a finales de diciembre y principio de enero.
Es de suma importancia mantener el cultivo limpio de malas hierbas, mediante las escardas oportunas. Se realiza la escarda manual o se aplican uno o varios herbicidas.
Riego
Agradece algo de humedad permanente hasta el período anterior a la cosecha. El riego ideal es el riego que lleva la humedad directamente a la tierra sin mojar la planta, como puede ser el manga exudante, el riego a pie entre surcos, o el riego gota a gota, sin embargo tambien aguanta el riego por aspersión, siempre que no este riego sea espaciado.
Los ajos son de secano, así que la humedad del terreno en contacto con las cabezas ya maduras provocan en las túnicas externas ennegrecimientos y podredumbres, ocasionados por la acción de hongos saprófitos, que en ocasiones deterioran la calidad de la cosecha, por ello es conveniente regar menos al final del ciclo y eliminar el riego unos 20 días antes de su cosecha.
Se pueden cultivar en macetas que sean mas o menos de 20 cm ,de diámetro por 20 cm. de profundo. En cada maceta se planta un diente, Conviene tener cuidar más los riegos pues las macetas tienden a secarse antes que el suelo.
Abonado
El ajo precisa una fertilización superior a otras hortalizas y además es muy sensible tanto al excesos como a la deficiencia de fertilizante. Como término medio, para obtener 10 kg. de planta de ajo se precisan 23 gr. de nitrógeno, 1,42 gramos de potasa y 2,50 gramos de fósforo. El abono fosfórico favorece sobre todo la conservación del producto
Los abonos orgánicos maduros deben ser incorporados uniformemente en el terreno algún tiempo antes de la siembra, para dar tiempo a descomponerse, Si el abonado es abundante no hay que volver a abonar, pues este abono se descompone poco a poco suministrando de forma continuada las sales minerales a la planta.